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Diario YA


 

la gallera

Nieve irreal

José Escandell. 17 de enero. Las nieves y fríos de estos últimos días han causado muchas novedades en el funcionamiento de la gente, que ha tenido que improvisar al margen de la forma ordinaria de vivir. Ya no era posible hacer lo que siempre se hace, con la nieve dificultando la circulación. Algunos pocos han podido quedarse al margen de tanto contratiempo, mirando por las ventanas entre melancólicos y emocionados. Pero el domingo, cuando ya no había que ir al trabajo ni había colegios, llegó el momento de pasear pisando la nieve, echarse algunas bolas, hacer muñecos y tomar la cámara fotográfica. La fotografía se ha convertido en un elemento corriente, casi esencial, de la vida ociosa. En el colmo, como si hacer un viaje exótico y volver sin fotos fuera como no hacerlo.

En las ciudades en las que nieva por excepción, la gente llevaba bufanda, guantes, abrigo y cámara de fotos. No puede pasar sin recuerdo en papel un acontecimiento como este. Además, como las fotos con cámaras digitales pueden hacerse a miles sin problemas de revelado, de archivo y de dinero, se fotografía todo.

No hay vacaciones sin Kodak, como que no parece hoy posible una realidad sin su representación. Los medios visuales (pues no tanto los simplemente audio) contribuyen a la configuración de un mundo artificial; «virtual», que dicen los cursis. Los simuladores de juego, las ensoñaciones a las que conducen las series televisivas, las presentaciones fotográficas…, todas cosas útiles y positivas, a condición de que el espectador mantenga el control de la situación. Una realidad transmutada en imágenes es en realidad un mundo creado con verosimilitud, pero quizás a veces no con suficiente verdad.

Acaba uno prefiriendo la foto del Palacio Real a visitarlo. Queda entonces roto el contacto con la realidad. Es una nueva forma de libertad, de desligamiento, cuyas ventajas son las de su versatilidad, y sus inconvenientes los de la confección de mundos imposibles. En fin, en ello está el germen del autoengaño y de pretensiones disparatadas.

Primero hay que vivir la nieve en su verdad, tanto positiva como negativa. Luego puede venir la foto, testimonio y recordatorio de lo vivido. No que la idea suplante a la realidad. En todos los órdenes de la vida, el éxito requiere un alto sentido realista, un buen asentamiento de los pies en el suelo. Un contacto sincero y abierto con lo real. Esto es lo moral. 

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