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Diario YA


 

cartas al director

La vida

Piedad Sánchez. Málaga. 

"Nuestro tiempo es sólo entretiempo, sendero entre dos simas de eternidad, maroma tendida entre las dos manos de Dios". Esto dice un autor de nuestros días y, yo no he encontrado pensamiento mejor para hacer un pequeño balance del año que ha pasado y propósito para el que comienza. Buena oportunidad para pedir perdón por el daño que hicimos o por el amor que nos faltó.

Tenemos una vida en el tiempo, la única que vamos a vivir, en la cual nos encontramos ahora, y que en un momento determinado continuaremos viviéndola más allá del tiempo, en la Eternidad. Ahora nos vamos dirigiendo a ella asidos o no a la maroma tendida en las manos de Dios, con libertad para elegir la manera de recorrer nuestro camino.

Pero, a nosotros parece que nos gusta ir por otras veredas para buscar el bienestar de lo seguro, de lo pequeño, de lo inmediato. Queremos vivir tranquilos el hoy y el ahora, el "carpe diem" de los antiguos. El futuro; mejor ni pensarlo. Ese entretiempo que es nuestra vida lo hemos convertido de camino obligado en algo más cómodo, pero menos hermoso. Nos hemos instalado en una ciudad amurallada, gobernada por ideas que nos prometen lo mejor con el menor esfuerzo. "Todo el esfuerzo para ahorrar el esfuerzo", así definía un filosofo del siglo XX a la técnica que al final nos deja vacíos.

Hay una tendencia a reducir al hombre y no verlo en su conjunto y como es, un ser abierto a todo, al bien y al mal, al amor y al odio, a la miseria moral más horrible y a la heroicidad más sobrecogedora. Ya no.

Ahora viene un señor que sabe muchísima química y dice que somos eso, pura química. Viene otro que sabe muchísima biología y nos asegura que somos "un mono desnudo", ahora incluso con el proyecto "Gran Simio" se atreven a darle más valor e importancia a un orangután que a una persona deficiente. El amor es puro instinto, la conciencia no es otra cosa que una norma social dada a través del tiempo. Así podríamos ir desgranando todas las facetas del hombre.

Afortunadamente, hay quién piensa que somos la criatura más importante de la creación, que somos materia, pero espíritu, que tenemos un alma capaz de sentir amor, compasión, tristeza, alegría. Y, mientras seamos el único ser sobre la tierra que sepa hablar, reír y llorar nada ni nadie podrá reducirnos a un pedacito de nada. Si acaso llegaremos como dijo el poeta, a "ser polvo, más polvo enamorado". ¡Feliz Año Nuevo!

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