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Diario YA


 

Editorial: "Por la familia"

Está el rojerío mediático (o sea, la verdadera caverna) algo alteradillo ante el más que previsible éxito que tendrá el encuentro de las familias en la Plaza de Colón, ante la ondeante bandera de España, donde se espera la presencia de un millón de personas. Un éxito que no será de la Iglesia, y mucho menos de ningún partido político, sino única y exclusivamente de las familias españolas, que es tanto como decir “de la gente de bien”.

So pena que hayan olvidado aquella primera lección que se aprende en la Facultad de Periodismo (quien haya entrado en ella, claro) sobre la exigencia de veracidad en las informaciones que se publican, no se entiende el empeño de algunos presuntos compañeros de profesión en desvirtuar y falsear lo que no es otra cosa que un encuentro pacífico de ciudadanos decentes para apoyar algo tan humano, tan importante y tan transcendental como es la familia, entendida en su concepto tradicional.

Ni el PP tiene absolutamente nada que ver con esta concentración, ni la Iglesia puede perseguir ningún objetivo político con ella; esas insinuaciones sólo responden al miedo cerval que los promotores del relativismo y de la inmoralidad tienen a que el Bien triunfe, cosa que suele ocurrir con frecuencia, gracias a Dios. Si lo que buscan con tales mensajes es hacer fracasar el encuentro, lo que están consiguiendo es justo lo contrario: movilizar a las familias para que sea un rotundo éxito, como será.

Y es que oponerse a la Ley Natural (y la familia procede directamente de ella) termina casi siempre en el ridículo propio y en la vergüenza ajena. Si uno se pasa la vida defendiendo la sodomía y los apareamientos extravagantes con la única intención de denostar a la Iglesia y a los católicos, el único rédito que puede obtener de ello es la incomprensión general y el rechazo colectivo, excepción hecha de cierta minoría.

Porque, por suerte, el Hombre tiende a su salud y a la de la especie humana. Hay leyes contra las que no puede atentar la progresía nihilista que todo lo corrompe y ensucia. Con ser muy importante, no es la eucaristía de la Plaza de Colón lo más fundamental para la verdadera familia; lo es la certeza que existe en la inmensa mayoría de las personas de que el día que la familia desaparezca, empezaremos a desaparecer todos.

Domingo, 28 de diciembre de 2008.

 

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