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Diario YA


 

El laberinto murciano

Un laboratorio para PODEMOS en el corazón de la corrupción popular

Francisco a Torres Garcia. Cuenta la leyenda rosa de la derecha española que, sobre las tierras hispanas, tenía tres semitaifas convertidas en orgullo y ejemplo de brillantez en la gestión, de plasmación terrenal del paraíso, de la Arcadia feliz pergeñada en discursos y programas. Eran los feudos de Madrid, Valencia y Murcia,; de Esperanza, Camps-Fabra y Valcárcel. Hoy son el corazón de la corrupción popular.

Esa corrupción que para Mariano y el PP nunca ha existido, aunque vieran transformarse en ricoshombres a los caballeros de sus señores feudales. Y al compás de los escándalos, compartiendo vicios megalómanos con sus congéneres socialistas, afloró la desastrosa gestión económica (Valencia y Murcia) con déficits estratosféricos, aeropuertos sin aviones, parques de atracciones, carreteras que acaban en bancales y mucha progresía cultureta pagada a precio de oro. Esta es la  resultante lógica de ese PP que ahora algunos quieren representar afirmando, para fácil chascarrillo del comentarista, que llegado el caso "ellos representan mejor a Espe que la propia Espe". La misma que veía enriquecerse a su segundo sin que se le produjera una arruga en el maquillaje por fruncir el ceño ante tamaño éxito personal.

El corazón de la corrupción popular, que cada vez va a latir con más fuerza mientras infarta al partido, amenaza con mermar esos hasta ahora tres graneros de voto popular. Es más, el rosario de imputaciones, detenciones y dimisiones exprés -no muchas por cierto- puede en pocos meses cambiar las previsiones y tumbar la estrategia de jugar al empate y salvar los muebles en el último minuto, merced al poderoso temor al que pintarán como el más terrible, bárbaro y despiadado de los enemigos.

Podía respirar tranquilo, al menos hasta las generales, Mariano Rajoy o en su defecto, como el Nerón del imaginario, continuar tocando la lira y cantando horribles versos para no ver el incendio que se acerca al palatino, porque la esfervescencia de PODEMOS y el triunfo de las tesis de Pablo Iglesias en su Asamblea 3.0 significaba su incomparecencia como marca en las municipales mientras deshoja su presencia en las autonómicas. Podía respirar tranquilo, porque el PSOE no puede sacar pecho mientras Pedro Sánchez sea rehén de Andalucía -con un "y tú más" basta para desarbolarlo-, porque IU es ideológicamente lo que es y tiene un techo de cristal sindical. ¿Pero?

PODEMOS aspira a llegar al poder o al menos demostrar que ya es la otra opción de poder por encima del PSOE como anuncian hasta los cocinados estudios del CIS. Están jugando una partida de ajedrez múltiple -algunos siguen sin darse cuenta- sin cometer errores, mientras sus adversarios mueven las piezas a lo loco. Por ello, ¿qué mejor jugada que aquella que coloque sus piezas en las cuadrículas del jaque mate? ¿Qué mejor opción que demostrar que pueden ser fuerza de gobierno golpeando allá donde las condiciones objetivas sean más favorables? ¿Qué mejor lugar que en los grandes feudos donde el PP se ha mostrado invencible y el PSOE no tiene más papel que el de triste comparsa?

Pablo Iglesias, mejor dicho el equipo de Pablo Iglesias, porque pese al aparente caudillismo son un equipo bien ensamblado en el que cada uno asume su papel, tenía un dilema: aceptar o no aceptar el abrazo del oso municipal de IU y entrar en el frentepopulista GANEMOS (la desenfrenada IU aún se cree heredera del PCE estalinista capaz de robarle la cartera a sus aliados cuando no es más que un grupo de, en su lenguaje, despreciables burgueses burócratas) o simplemente aprovechar la coyuntura para colocar peones con independientes en las listas.  No querían participar como marca, porque ello les llevaría a llenar listas con candidatos sin garantías personales e ideológicas y necesitan llegar vírgenes de problemas a las próximas generales. Lo que no quiere decir que finalmente no veamos candidaturas de PODEMOS en solitario en algunas grandes ciudades, allá donde la demoscopia indique que se cuenta con el número suficiente de candidatos de confianza en función de las proyecciones de resultados.

Las circunstancias, que dado el ritmo de los acontecimientos van a variar de forma acelerada, son las que están poniendo en la mesa del cerebro conjunto de PODEMOS la posibilidad de convertirse en fuerza de gobierno o de ser la alternativa al PP en una, dos o tres Comunidades Autónomas como precalentamiento publicitario para las generales, por eso están dejando a un lado su vitola de extrema izquierda. Han oteado el horizonte y se han encontrado con el Titanic popular murciano que navega ciegamente hacia el iceberg.

Murcia, la del peperato valcarceliano, la del presidente popular que da votos pero no obtiene ningún beneficio para su región; la de infraestructuras erróneas; la de la venta de humo, la que aún espera el sobresalto del final de la salvación de sus cajas, su particular Caja Madrid-Bankia; la del déficit disparado; la del régimen clientelar que oculta todo; la del imperio de los amiguetes que se dice en voz baja; la del PSOE inexistente; la del sempiterno alcalde de la capital bajo sospecha; la de los resultados electorales búlgaros que apabullan a la desesperanzada oposición, pese a la sombra de la corrupción y la especulación salvaje de tierra y ladrillo... se ha convertido en un volcán en erupción en la que un sustituto de paja, tras el retiro de Ramón Luis Valcárcel a Europa, al que por cierto ya buscan miniescándalos, quiere ser el candidato por simpático y murcianista; en la que el favorito anda imputado, pero sigue siendo consejero y postulándose como candidato; en la que todos los días hay detenidos, imputados y sospechosos de tramas de corrupción, mientras se expande por los mentideros el "ya lo sabía yo", era "de sobra conocido"; en la que la alcaldesa de la segunda ciudad de la Comunidad, Cartagena, se descuelga diciendo que siente pena por lo que le está pasando a sus amigos que van camino de la trena cantando aquello de "soy un pobre presidiario"; en la que el descontento no va a ir a un PSOE igualmente sospechoso ni a una IU con poco ambiente, mientras que en los despachos populares rezan por el crecimiento de una abstención que les de mayoría suficiente con los leales, movilizando para ello a todos los de cuota y beneficio... Esta Murcia, con importantes sectores sociales hartos de pagar la incompetencia, el despilfarro y las excusas de un partido y un ejecutivo que todo lo fía a un parque de atracciones y a un puerto que nunca llega, es terreno abonado para poner en marcha el laboratorio que PODEMOS necesita.

Uno de los ventrículos del corazón de la corrupción popular va a ser el primer objetivo de PODEMOS. ¿Murcia? Cuenta aquí el partido metapolítico con posibles candidatos con la suficiente confianza ideológica, ligados al mundo universitario, con representantes en el Parlamento Europeo y con la necesaria entidad personal  -ya claman "¡Hemos vuelto!- para plantear una batalla de peso a un PP en horas bajas y ante esta opción, y esto es importante, los desvencijados líderes del PSOE e IU poco tienen que hacer, porque hasta los "burgueses y burguesas" customizados con su aparente uniforme de marca de la insigne izquierda de las barricadas murciana prefieren a PODEMOS. Así pues, en Murcia se están generando los elementos necesarios para una tormenta perfecta que haga temblar el mapa político español. Pero el movimiento último depende de la decisión del nuevo politburó. Ese ante el que algunos prefieren seguir criticando -¡pobres ilusos!- la coleta y la borrachera, como si el prejuicio burgués fuera suficiente para detener la tormenta.
 

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