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Diario YA


 

Meritocracia

Raíces

Didier Martín Díaz Al despertar el día tras una noche de tormenta puede verse que, mientras los árboles con raíces permanecen erguidos, aquellos que no pudieron aferrarse a ellas yacen sobre el suelo. Ocurre que, como los árboles sin raíces, las naciones sin valores, sucumben ante la tempestad. Porque es en ellas donde se anclan para alzarse, donde se nutren para vivir y engrandecerse. Y hoy, debemos saberlo, nos encontramos en medio de una noche de tormenta que pone a prueba aquellas raíces comunes sobre las que el gran árbol que es España se asienta: la fe como valor, la unidad como guía, la solidaridad entre iguales y los símbolos que las representan. Mas no debe cundir el desanimo entre nosotros pues se ha dicho que la noche es más oscura justo antes del amanecer. Ante el peligro, la defensa de estos principios nos interpela a todos, pues como dijo Kennedy, poco sentido tiene asegurar la supervivencia de nuestra nación si nuestras tradiciones no sobreviven con ella.

Y es que el pueblo español forjó siempre su destino en la dificultad. Por ello, nuestra historia debe servirnos de guía ejemplar. En este año, más que en ningún otro, son dos los hitos centenarios con que la memoria colectiva viene a llamar nuestra puerta. Hoy se cumplen ocho siglos y dos años de aquella victoria en las Navas de Tolosa, donde los reinos cristianos se unieron para reintegrar la soberanía de nuestra patria en lo que fue el esfuerzo más determinante de la Reconquista. Hace hoy doscientos dos años se redactaba en Cádiz la primera constitución de nuestra historia, con el enemigo a las puertas. Fueron estas horas en las que España pudo haber desaparecido sin más. Pero allí donde los caminos se bifurcan los españoles decidieron no plegarse y dar un nuevo paso en el camino hacia un futuro común. Con razón se ha dicho que España son almirantes vascos y catalanes en naves castellanas pues cuando la patria se decide a enfrentar un destino común es capaz de las más grandes hazañas. Esto nos enseña que, si nuestros antepasados supieron decidir entonces, nosotros sabremos hacerlo ahora.

La decisión a la que hoy se enfrentan los españoles es la de demostrar la altura de miras necesaria para saber buscar con determinación todo aquellos que nos une, que es mucho, por encima de lo poco que nos separa. Porque España es mucho más que un mero sentimiento, o una simple idea: España es una responsabilidad de la que muchos no queremos desentendernos. Es una empresa que a todos nos concierne.

Todo este compromiso se ha invocado de muy distintas maneras a lo largo del tiempo. En la Reconquista, Santiago y Cierra, en 1812, libre, pero la máxima fue, es y siempre será la misma: España.

Por: @Didier_Martin

 

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