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La protagonista del día es María Tudor, que nació el 18 de febrero de 1516

Los historiadores y sus distintas varas de medir

Javier Paredes. La protagonista del día es María Tudor, que nació el 18 de febrero de 1516. Fue hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. La vida de María Tudor parece como una venganza de la historia, pues todo el empeño de su padre fue tener un hijo varón que le sucediera en el trono, y esta carencia fue el pretexto que utilizó para repudiar a Catalina y casarse con Ana Bolena. Pues bien,  María Tudor, la niña por la que nadie daba nada porque llegase a reinar, acabó siendo reina de Inglaterra e Irlanda y reina consorte de España al casarse con Felipe II.

 Siendo niña, recibió una esmerada educación y entre sus maestros se encuentra Luis Vives. Conocía a la perfección las lenguas clásicas, poseía una buena formación humanística, se desenvolvía con soltura con los tratados de las ciencias positivas y era una gran experta en música. Desde los cinco años era admiraba por cómo tocaba el virginal, un pequeño clavicémbalo. Pero…. –como dicen algunos libros con énfasis despectivo en el “pero”- era católica.

 Siendo María católica e hija de la primera esposa de Enrique VIII, y teniendo en cuanta que el rey estuvo casado con otras cinco mujeres más, no deja de ser sorprendente que María Tudor acabase sentándose en el trono de Inglaterra en 1553. Como reina dio marcha atrás en las reformas anglicanas y volvió a la obediencia de Roma, lo que una cierta historiografía no la ha perdonado, por lo que se refiere a ella como “María la sanguinaria”.

 En efecto sucede a veces que algunos historiadores tienen distintas varas de medir, porque esos mismos que motejan a la hija de Catalina de Aragón como “María la sanguinaria”, se refieren a Enrique VIII como un rey renacentista y humanista, pasando por alto que decapitó a dos de seis mujeres y que su reforma anglicana hizo correr ríos de sangre por las calles de Londres.
 

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