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Editorial: "Culto al alcohol"

Culto al alcohol 

DiarioYa.es se consolida día a día como un proyecto serio de comunicación. A punto de cumplir nuestro primer mes de vida con todos nuestros lectores cibernautas, la acogida que hemos recibido de la sociedad española ha sido verdaderamente excepcional. Son ya decenas las personas que han querido arrimar el hombro, que sin percibir ni un céntimo de euro a cambio han agarrado su remo para llevar esta barca, hoy aún pequeña y sencilla, al puerto de la única condición que desde el principio nos impusimos: la fidelidad a nuestros principios morales.
 
Y quizá una de nuestras más reconocibles señas de identidad es que valoramos las noticias precisamente a partir de esos principios que son irrenunciables. Uno de los asuntos que ayer destacábamos en primera hablaba del porcentaje de españoles que reconoce haber sufrido “una resaca” en los últimos tres meses. Nada menos que el 43% de los ciudadanos encuestados. Un dato que la mayoría de medios de comunicación prefirió ignorar u olvidar, pero que a nosotros nos ofrece claves para explicar mejor en qué sociedad estamos viviendo.
 
El alcohol, al igual que el tabaco, es un negocio para algunas empresas poderosas que lo controlan, y para el Estado que se beneficia de los cuantiosos impuestos que genera. Sin embargo, sus efectos en el ser humano son sencillamente devastadores. La cultura liberal capitalista y hedonista que impera en Occidente incuba generaciones que creen que “tienen derecho” a “divertirse” tomando copas los fines de semana, en justo premio a las muchas horas de trabajo semanal. Esto es una aberración, porque las consecuencias de ese peculiar “razonamiento” pueden simplemente arruinar un país, no sólo económicamente, sino sobre todo moralmente.
 
¿Cómo puede ser rebelde con causa, cómo puede pensar por sí mismo, cómo se va a indignar, cómo será consciente de sus derechos políticos (mucho más amplios que el mero depósito de una papeleta en una urna) un pueblo que reconoce que se emborracha en tan alto porcentaje cada poco tiempo?, ¿pero acaso la democracia es sólo un tenderete de derechos individuales, asentados casi exclusivamente en la búsqueda del placer, sin hueco para la reflexión crítica, para la conciencia, para el silencio, para la soledad buscada? Creemos que no.
 
Por mucho que aparezca como normal, no es normal que más de cuatro de cada diez españoles admita que sufre una resaca cada dos o tres meses. Primero, porque evidencia que, a pesar de los medios de información, se vive en una ignorancia atroz sobre la salud humana y la responsabilidad que debemos tener con nuestro cuerpo. Y segundo, y aún peor, porque es un claro síntoma de que las botellas han sustituido en la psique colectiva a Dios Padre, único garante de la felicidad humana y de la plenitud personal.
 

 

Miércoles, 30 de Julio de 2008.

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